Amiga mía, princesa de un cuento infinito.
Amiga mía, tan sólo pretendo que cuentes conmigo.
Amiga mía, a ver si uno de estos días,
por fin aprendo a hablar
sin tener que dar tantos rodeos,
que toda esta historia me importa[...]


No, esto no es una historia inventada ni de amor ni nada de eso. ¿No te interesa? Vale, pues no la leas. A mí me importa, así que con eso basta.
Bueno, empecemos por el principio. Octubre del año 2008, clase 3ºD, hora de francés. Yo conocía a casi todos los que iban conmigo a esa asignatura de otros cursos anteriores, pero con ninguno me llevaba excesivamente bien. Así pues, opté por sentarme sola en una mesa más bien alejada para no llamar mucho la atención, como siempre hacía. Algo cambió ese año, en ese mismo curso: había una nueva alumna de francés en mi clase.
-Hola, ¿qué haces aquí solita? -me preguntó.
Me encogí de hombros, sin saber qué decir, como siempre pasaba.
-¿No te juntas con ellas? -dijo señalando al grupo que esta a mis espaldas.
-No, para tener amigas como esas mejor no te busques enemigos -respondí con una media sonrisa en la boca.
Se llamaba Carmen y había repetido tercero ese año, por eso tocó en mi clase. Empezamos a hablar; era maja, pero nunca sería mi amiga porque éramos distintas, demasiado distintas: ella era guapa, extrovertida, simpática, hacía amistades rápido. Yo era feucha, cortada, callada, a simple vista parecía estúpida, para qué mentirnos. No sé que narices vería ella en mí, pero no fue reacia a hablarme ni mucho menos. Nos hicimos buenas compañeras de clase; de clase y nada más.
Poco después descubrí que su abuela vivía cerca de mi casa. Le ofrecí que podía venirse con una amiga y conmigo para no tener que recorrer ese camino sola y ella aceptó. Fue un buen viernes, sí. Nos sentábamos juntas en francés, a veces quedábamos; pasamos a ser buenas colegas.
Un día, en esa clase que empezó a gustarme tanto, me dijo que tenía que contarme algo pero que le daba cosa...
-Es que te vas a reír de mi, tía...
-No seas tonta, no tengo por qué hacerlo -la tranquilicé.
Me lo contó en confianza, lo que en aquel momento podía tomarse como una confianza de amigas. El secreto en cuestión me tomó por sopresa, pero no hice comentario alguno; no me parecía mal tampoco. Esa tarde la llamé y estuvimos hablando acerca de lo que me había contado esa mañana. Ese secreto pasó a ser nuestro secreto.
Sí, definitivamente pasamos a ser buenas amigas. 'Hasta aquí llega la cosa', pensaba continuamente yo. Cada vez que se quedaba a comer en casa de su abuela, nos tirábamos en su portal a charlar con tranquilidad sobre aquellos maceteros (?) que acogieron con cariño nuestras pipas, sobre aquella puerta que fue fondo de tantas fotos juntas y testigo de tantas confesiones.
Cuando se quedaba a dormir aquí, en Badajoz, en vez de irse a su pueblo o a su casa, quedaba conmigo, siempre. Se venía a mi casa, íbamos a dar una vuelta, a comprar ropa, a buscar correspondencia e incluso a cortarse el pelo (magnífico día). En verano, cuando todas esas amistades se debilitan, la nuestra se reforzó, convirtiéndose en un 'para siempre' que cumpliré me cueste lo que me cueste.
Le cogí muchísimo cariño a esa chica que, en un acto de buen compañerismo, se acercó a mí y se convirtió en lo que hoy día se llama MEJOR AMIGA. Lo puedo poner más grande, más oscuro e incluso con una letra más bonita, pero no puedo decirlo más claro.
La cagaré cientos y cientos de veces, discutiremos otras tantas y tendremos nuestras diferencias; pero la amistad es, entre otra cosas, una de las muchas pruebas que te pone la vida y que si merece la pena, se superará.
Podré decirte cosas ofensivas porque soy una bocazas, me costará aceptar que no te gusten ciertas cosas de mi vida porque simplemente no son de tu agrado e incluso podré ser una desagradecida, porque seguramente eso es lo que parezca, pero ¿sabes qué? He QUERIDO, QUIERO y QUERRÉ a esa persona que tantísimo se preocupa por la tonta de Ana, a esa chica que aún sigue a mi lado después de tantas veces como me porté mal con ella, a esa hermana, aunque no sea de sangre, que tengo en todos los momentos verdaderamente importantes en mi vida.
Me duele en el alma cada pelea que tenemos aunque no lo parezca, porque gritarte, ofenderte o despreciarte a ti es hacerme daño a mí misma; pero ya me conoces, tengo esa mierda de pronto que me puede muchas veces.
Aún así, nunca te dejaré sola, NUNCA. Aunque estemos enfadadas, seguiré apoyándote en el silencio.
¿Por qué?


[...]porque eres MI AMIGA.

7 comentarios:

  1. Y yo, como "buena amiga" dedicando tablones asquerosos y bloggers aun peores.
    Sin valorar que tu fuiste la unica que me supo entender, que se convirtio en parte de mi mundo PERO NO SOLO ESO, se convirtió en parte de toda mi vida, tanto real como tuentiana.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  2. La amistad no tiene porqué romperse del todo. Siempre quedan hilillos por ahí ;)

    ResponderEliminar
  3. Un momento de cabreo lo tiene cualquiera.
    No las des, te quiero (:

    Hollie (:

    ResponderEliminar
  4. Qué bonito.

    Qué bonita es la amistad (:

    abrazo de mil colores.

    ResponderEliminar
  5. Es precioso, ya te lo he dicho todo por el msn, te quiero mucho (:

    ResponderEliminar
  6. me encanta este blog !
    te sigo (:

    ResponderEliminar

¿Qué te pareció?

Creative Commons License
Todos los textos aquí publicados son propios y están bajo una licencia de Creative Commons. Respétalo, por favor.