Noche loca de amigas -no mucho más cuerdas-

¡Ring! Otra jornada de instituto finalizada. Sillas que se arrastran, atascos en las puertas, murmullos -y lo que no son murmullos- por doquier. An saca su mp4 del bolsillo y va desenredando los cascos pacientemente mientras espera a que le den paso para cruzar la puerta de la libertad. Entre tanto jaleo, una voz suena por encima de las demás. Una voz familiar, de chica, sin duda, normalmente alegre. Normalmente.
-¡An, espera!
-¡Giiin! ¿Te vienes hoy conmigo?
-Qué va, pero má va a tardar y era por si te querías quedar un ratino esperando conmigo.
-Mm… vale, no me apetece llegar a casa tan pronto, me tengo que hacer la comida y no tengo ganas –rió An.
-¡Eres una vaga!
Gin sacó su habitual porro medio consumido y la primera calada, como de costumbre, fue para su amiga.
-¡Ag! ¡Odio que hagas eso!
-Jajaja, lo sé, pero un poco de alegría no viene mal. Últimamente te veo algo plof.
-No sé dónde, ¿eh? Apenas nos vemos y menos hablamos.
-Pero te conozco, idiota, y sé que sigues rallada por él.
-No… apenas ya. De hecho esta tarde había quedado con Mike, ¿sabes? Me iba a invitar a cenar.
-Anda, mira, me alegro. A mí quedó en llamarme el magnífico del Septum, pero aún sigo esperando la señal. Aunque de todas maneras no tengo muchas ganas de salir.
-¿Y eso? No quiero que te vuelvas a encerrar, Gin, bastante me jode apenas tener contacto contigo como para que ahora dejes de tenerlo con el mundo entero.
-No seas boba, An, no me encierro, es que simplemente ando en mi mundo, algo desganada, nada más. Y el no querer salir un viernes no quiere decir que me encierre, ¿eh?
-No, pero el no querer salir con ÉL un viernes, un sábado o cualquiera día de la semana es para llevarte a un psicólogo, mona.
Gin volvió a lanzarle el humo alegre a la cara, pero esta vez ella rió.
-Al final va a tener efecto y todo…
-Pues claro, como no estás acostumbrada…
-Será eso.
Se hizo un silencio incómodo para ambas, de estos que no sabes qué decir sin quedar mal por cambiar de tema. Aunque no tengas tema realmente.
-Gin… mi madre se fue ayer a Madrid por lo de la campaña y tal, ¿te apetece pasar una noche loca conmigo?
La chica la miró con cara de pocos amigos por el tono de la pregunta; acto seguido, explotaron en una carcajada.
-Pero, ¡idiota!, ¿tú no habías quedado con Mike?
-¿Desde cuándo pongo yo a un tío, por buen culo que tenga, por encima de una hermana?
Gin sonrió. Echaba de menos a su enana. Se sentaron bajo aquel árbol de la entrada que tantas confesiones les había guardado, esperando impaciente a que llegara su má para empezar a preparar las cosas para un fin de semana DIEZ.
Creative Commons License
Todos los textos aquí publicados son propios y están bajo una licencia de Creative Commons. Respétalo, por favor.